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RESEÑA: ATHARAKA (Simon Mitambo, 2024)

  • Foto del escritor: Ecos Shorts Festival
    Ecos Shorts Festival
  • 8 jun
  • 1 Min. de lectura

¿Qué significa pertenecer a un lugar? ¿Ser del sol y de la tierra, del río y del árbol, de la semilla que se guarda como un tesoro vivo?

ATHARAKA ('Those of Tharaka', Kenya) nos invita a sumergirnos en un entramado donde naturaleza y cultura no son entidades separadas, sino una misma forma de habitar el mundo.


A través de una narración inmersiva, este cortometraje nos muestra cómo las prácticas coloniales, los nuevos extractivismos y el desarraigo generacional han puesto en riesgo los saberes ancestrales de este territorio. Sin embargo, también somos testigos de un movimiento de retorno: de la revitalización de las tradiciones, los vínculos comunitarios y el poder de la memoria oral.



Las imágenes luminosas, la profundidad de los retratos y la belleza de los paisajes configuran una experiencia íntima que honra los rostros, gestos y costumbres de quienes siguen sosteniendo en sus manos, sus voces, y sus prácticas la identidad comunitaria. La dirección y la fotografía capturan bellamente la vida cotidiana, así como la profundidad contenida en cada gesto: desde cargar un animal hasta tocar el agua.



Nos alegra mucho haber contado con este cortometraje en nuestra selección más reciente del Ecos Shorts Festival, en su edición de  Derechos Humanos. En tiempos donde el cambio climático y el olvido amenazan con borrar siglos de sabiduría, Atharaka es una bocanada de aire y nos recuerda que las nuevas generaciones tienen la misión de proteger la vida.




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